Al cortar su cordón umbilical, los lazos que permanecen son los emotivos,
esos que el aborto no puede cortar. Si matar hace a la humanidad peor,
disfrazar este acto de bondad es perverso.
Gianna Beretta Molla: Ama de
casa, entre la vida y la muerte
Al tercer mes del cuarto
embarazo, un fibroma en el útero amenaza la vida de su hijo. Como médico,
Gianna sabe muy bien de qué se trata: deberá internarse en el hospital y
someterse a una seria operación quirúrgica para extraerle el tumor. Como
solución rápida y segura del problema los médicos aconsejan el aborto, pero
Gianna insiste: — No lo permitiré jamás. No se preocupe por mí, basta que vaya bien
el niño...
«Aborté porque me sentí
acorralada como un animal»
Hace tres años tenía la edad de
23, estaba viviendo como cualquier joven de esta edad las experiencias que esta
sociedad prometen ser las mejores. Sin una mentalidad aún formada porque a
diario recibimos tanta información de diversas cosas, que no llegas a
distinguir lo que deseas realmente de tu vida y de tu persona, no te dan tiempo
a pensar, únicamente te dedicas a vivir manejada como marioneta por la mano del
hombre que forman las sociedades.
Pues bien, al no tener esta
formación y vivir superficialmente, me quedé embarazada. Mi mundo, el que ya no
existía desde hace unos años, desde que exactamente creí poder ser
independiente del seno familiar porque así me lo hacia entender todo lo que me
rodeaba, pues ese mundo de ficción se me hundió, me sentí acorralada como
cualquier animal que se siente acechado por otro ser mucho más fuerte el cual
puede aplastarte...
El aborto en los casos de
abuso sexual
Mi hija Marta nació con tan
sólo 6 meses de gestación
El comienzo de la vida humana
En toda la discusión ética sobre
el aborto hay una interrogante fundamental. Frecuentemente esa pregunta viene
formulada así: ¿Cuándo comienza la vida humana?...
La fecundación
La opinión oficial de la Iglesia
católica afirma que el derecho a la vida del nuevo ser arranca desde el momento
de la fecundación, es decir, desde el momento en que se constituye la realidad
biológica del zigoto o célula-huevo, resultante de la fusión del óvulo y del
espermatozoide. Es importante subrayar que el proceso de fecundación no es un
hecho puntual e instantáneo, sino que la singamia o unión del complemento
cromosómico de las células germinales masculina y femenina dura varias horas.
Esta postura es compartida igualmente por otras personas, aunque no estén
incluidas dentro del campo católico.
De acuerdo con esta posición, la
fecundación constituye un salto cualitativo en relación con las células
germinales precedentes antes de su fusión. El zigoto resultante tiene una
relevancia equiparable a la del recién nacido por las siguientes razones:
- Es una realidad biológica
humana: aunque su apariencia externa sea equiparable al zigoto de otras
especies animales, sin embargo, atendiendo a sus factores genéticos -a los
aproximadamente 50-100.000 genes característicos de nuestra especie- hay que
decir que la información genética existente en la célula-huevo es humana y
solamente humana.
- En la información genética
existente en el zigoto se «prefigura» el individuo humano que se va a
desarrollar a partir de aquél. Indiscutiblemente, los factores que actúan
durante el desarrollo embrionario van a jugar un papel muy importante en el
troquelado del nuevo ser. Sin embargo hay que decir que cada ser humano
-excepto en el caso de los gemelos monozigóticos- es un ser único e irrepetible
en la historia de la humanidad y que su singularidad e irrepetibilidad está ya
presente en ese zigoto del que tomó origen su ulterior desarrollo…
- En el debate sobre el aborto se
ha afirmado con frecuencia que el embrión o el feto son una parte del cuerpo de
la madre, de la que ésta, por tanto, puede disponer como de un apéndice. Esta
afirmación es, biológicamente y con toda claridad, falsa. El nuevo ser no es
una parte del organismo materno, sino una realidad biológicamente distinta -y
que sin embargo, sorprendentemente, no es rechazada como un «cuerpo extraño»-,
que muy desde el principio comienza a dirigir su propio proceso de desarrollo,
sintetizando sus propias proteínas y enzimas, que son distintas de las de su
madre. El nuevo ser es, durante el desarrollo embrionario, sumamente
dependiente del organismo materno, pero es, al mismo tiempo, autónomo, ya que
es él mismo el que dirige su propio proceso de desarrollo. Utilizando una
comparación, puede decirse que el nuevo ser es «arquitecto» de sí mismo en un
doble sentido…
http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=969
http://www.bioeticaweb.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1186&Itemid=794
http://www.bioeticaweb.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1186&Itemid=794
El cerebro de la mujer
embarazada
El proceso biológico natural del
embarazo reduce el estrés en la mujer, al desactivar la hormona cortisol, y
aumenta la confianza, al liberar oxitocina. Esta transformación se suma a otros
cambios hormonales del cerebro de la mujer a partir del día 15 cuando,
implantado en el útero, el embrión se comunica con los tejidos de la madre.
http://arvo.net/embarazo-y-aborto/cuando-las-celulas-hablan/gmx-niv827-con15462.htm
Maternidad y cerebro
Maternidad y cerebro
El embarazo cambia el cerebro
de la mujer
« Mi embrión tus ojos lo veían
» (Sal 139 138, 16)
La gravedad moral del aborto
procurado se manifiesta en toda su verdad si se reconoce que se trata de un
homicidio y, en particular, si se consideran las circunstancias específicas que
lo cualifican. Quien se elimina es un ser humano que comienza a vivir, es
decir, lo más inocente en absoluto que se pueda imaginar: ¡jamás podrá ser
considerado un agresor, y menos aún un agresor injusto! Es débil, inerme, hasta
el punto de estar privado incluso de aquella mínima forma de defensa que
constituye la fuerza implorante de los gemidos y del llanto del recién nacido.
Se halla totalmente confiado a la protección y al cuidado de la mujer que lo
lleva en su seno. Sin embargo, a veces, es precisamente ella, la madre, quien
decide y pide su eliminación, e incluso la procura. (Juan Pablo II, Evangelium
vitae, 58)
Algunos intentan justificar el
aborto sosteniendo que el fruto de la concepción, al menos hasta un cierto
número de días, no puede ser todavía considerado una vida humana personal. En
realidad, « desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una
nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser
humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha
sido desde entonces. A esta evidencia de siempre... la genética moderna otorga
una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra
fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con
sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura
de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para
desarrollarse y poder actuar ». Aunque la presencia de un alma espiritual no
puede deducirse de la observación de ningún dato experimental, las mismas
conclusiones de la ciencia sobre el embrión humano ofrecen « una indicación
preciosa para discernir racionalmente una presencia personal desde este primer
surgir de la vida humana: ¿cómo un individuo humano podría no ser persona
humana? ». (Juan Pablo II, Evangelium vitae, 60)
La disciplina canónica de la
Iglesia, desde los primeros siglos, ha castigado con sanciones penales a
quienes se manchaban con la culpa del aborto y esta praxis, con penas más o
menos graves, ha sido ratificada en los diversos períodos históricos. El Código
de Derecho Canónico de 1917 establecía para el aborto la pena de excomunión.
También la nueva legislación canónica se sitúa en esta dirección cuando
sanciona que « quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en
excomunión latae sententiae », es decir, automática. La
excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos
también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera
producido: con esta reiterada sanción, la Iglesia señala este delito como uno
de los más graves y peligrosos, alentando así a quien lo comete a buscar
solícitamente el camino de la conversión. En efecto, en la Iglesia la pena de
excomunión tiene como fin hacer plenamente conscientes de la gravedad de un
cierto pecado y favorecer, por tanto, una adecuada conversión y penitencia.
… declaro que el aborto directo,
es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en
cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se
fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida
por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y
universal.
Ninguna circunstancia, ninguna
finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es
intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el
corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia.
(Juan Pablo II, Evangelium vitae, 62)
Para nuestra reflexión
1. Escriba argumentos a favor del
aborto.
2. Escriba argumentos en contra
del aborto.
3. ¿Qué tipo de ayuda necesitan
las jóvenes que piensan en abortar a sus hijos? Explique.
4. ¿Por qué es importante el
debate sobre el comienzo de la vida humana? Explique.
5. ¿Cuál es el cambio más
beneficioso en el cerebro de la mujer embarazada? Explique.
6. Comente las intervenciones de
sus compañeros.