El nacimiento de la bioética responde a la necesidad de una reflexión racional, ética, de algunos problemas que comenzaban a plantearse, o llevaban tiempo apareciendo, en el ámbito biomédico de la segunda mitad del siglo XX. Entre los múltiples elementos que contribuyeron a su aparición ocupan un lugar de primer orden los abusos sobre seres humanos que se habían dado los decenios anteriores en el contexto de la experimentación clínica. Algunos de esos abusos, entre los que siempre se destacan los llevados a cabo por algunos médicos nazis, se han convertido en ejemplos paradigmáticos de lo que la bioética debería impedir que volviera a repetirse.
Tres experimentos inconcebibles
El primero tuvo como escenario la Willowbrook State School, una escuela para niños con retraso mental grave. En esta institución un pediatra especialista en enfermedades infecciosas inició un estudio con la intención de obtener una vacuna eficaz contra la hepatitis. Entre 1956 y 1970 algunos médicos infectaron intencionadamente entre 700 y 800 niños con distintas cepas del virus. Los padres habían firmado previamente un módulo de consentimiento en el que se ocultaba el verdadero objetivo del estudio. Además habían sufrido amenazas de perder la plaza en el colegio si rechazaban la participación de sus hijos en la experimentación.
El segundo estudio, realizado en 1963, tuvo lugar en el Jewish Chronic Disease Hospital de Nueva York, donde un grupo de investigadores inyectó células tumorales a 22 ancianos, algunos de los cuales sufrían demencia, con el fin de aumentar los conocimientos científicos en el área de los tumores.
La tercera experimentación es conocida como Tuskegee Syphilis Study, y tuvo lugar entre 1932 y 1972. Su promotor fue el Servicio Sanitario Público del Gobierno Federal, y su objetivo era el estudio de la evolución natural de la sífilis dejada sin tratamiento médico alguno. Los sujetos de la investigación eran trabajadores de color de Alabama (399 los infectados y 201 como grupo de control). Se les dijo que tenían una enfermedad denominada “mala sangre”, para la que estaban recibiendo un tratamiento. A pesar de la extensión a final de los años Cuarenta del uso de la penicilina, estos pacientes siguieron sin recibir tratamiento alguno. Muchos llegaron a desarrollar las graves manifestaciones de la sífilis cerebral, propias de los estadios finales de la enfermedad.
La publicación de estos trabajos provocó gran revuelo en la opinión pública y obligó al gobierno nacional a tomar cartas en el asunto.
Bioética y ciencia
La bioética ha nacido ciertamente como una reflexión filosófica (ética), y por tanto, es lógico que utilice la metodología propia de esta disciplina. Sin embargo, es también cierto que aquello sobre lo que reflexiona, que es fundamentalmente la acción humana en el ámbito biosanitario, no es un objeto neutro, o carente de contenido, que se pueda modelar de cualquier manera. Este punto es fundamental para afrontar seriamente la epistemología bioética, ya que hace ver que no cualquier filosofía es igualmente adecuada para la nueva disciplina.
Concepto de bioética y corrientes actuales
El término bioética tiene un origen etimológico bien conocido: bios-ethos, comúnmente traducido por ética de la vida. El autor del término, V.R. Potter, oncólogo de origen holandés, intuyendo la influencia que podían tener las variaciones ambientales en la salud del hombre, acuñó la palabra con la finalidad de unir mediante esta nueva disciplina dos mundos que en su opinión hasta ese momento habían transitado por caminos distintos: el mundo de los hechos, de la ciencia, y el mundo de los valores, y en particular la ética. Potter entendía la bioética como Global bioethics, a saber, una ética de la vida entendida en sentido amplio, que comprendiera no sólo los actos del hombre sobre la vida humana, sino también sobre aquella animal y medioambiental. Posteriormente se redujo la bioética a la dimensión médico-sanitaria. Hoy en día asistimos a la recuperación del concepto de bioética entendida como bioética global, más adecuada a todos los problemas que se plantean, pensemos por ejemplo en las catástrofes naturales debidas a la contaminación ambiental o a la negligencia humana.
Después de diez años navegando por los mares de la bioética, he elaborado una definición, o caracterización general, que incluye a mi modo de ver los elementos más relevantes a la hora de comprender su objeto, significado y método. Es la definición que enseño a mis estudiantes en el aula y la que generalmente utilizo para explicar esta disciplina tan joven. “La bioética es el estudio sistemático e interdisciplinar de las acciones del hombre sobre la vida humana, vegetal y animal, considerando sus implicaciones antropológicas y éticas, con la finalidad de ver racionalmente aquello que es bueno para el hombre, las futuras generaciones y el ecosistema, para encontrar una posible solución clínica o elaborar una normativa jurídica adecuada”.
¿Bioética o bioéticas?
A primera vista el término bioética católica puede parecer una contradicción en sí mismo. ¿Cómo puede la bioética, siendo una disciplina que generalmente en la práctica es secular, denominarse católica —término que denota un contexto religioso? ¿Existe acaso la química católica o las matemáticas católicas?
La bioética, como una disciplina intelectual particular, una subdisciplina de la ética, se ocupa de guiar las decisiones morales en un contexto médico y de ofrecer principios mediante los cuales se puedan resolver los conflictos que surgen en el proceso de toma de decisiones. Asume los valores provenientes de otras fuentes para fundamentar dichas decisiones. La bioética católica, por su parte, acepta sus valores de la fe católica vía reflexión teológica y enseñanzas de la Iglesia.
Caso 1
Dos mujeres sometidas por primera vez a un trasplante cruzado de riñón
Caso 2
Dos filósofos debaten sobre los vientres de alquiler
Ruwen Ogien estima que “el Estado no debe imponer por la fuerza ninguna concepción moral particular. Como protege y defiende el pluralismo religioso, debe proteger y defender también, con todos los medios de los que dispone, el pluralismo moral, esto es, el derecho de cada uno a vivir según sus profundas convicciones morales, en la medida en que éstas no perjudiquen a los demás.”
Ogien plantea si resulta más problemático poner la capacidad de procrear a disposición de otros que donar en vida un riñón o una parte del hígado.
Agacinski afirma que “la donación de órganos entre vivos se orienta a salvar vidas, no a satisfacer una demanda. Es algo que se autoriza, de modo excepcional, entre miembros de una misma familia, excluyendo cualquier pago. No por eso deja de plantear problemas difíciles. En cuanto al uso de órganos de una persona para fabricar y parir al hijo de otra, es algo intrínsecamente inadmisible, porque consiste en tratar a un ser humano como una máquina o como un animal de cría. En un rebaño, las hembras sirven para producir las crías en interés del criador. Aquí se pretende que las mujeres sirvan de hembras reproductoras porque se les remunera por ello. Dondequiera que se da esta práctica hay siempre un mercado, nunca es gratuito.”
Hijos de Michael Jackson y madre biológica
http://www.abc.es/20090727/gente-rocks-tops-rocks/abogado-jackson-acuerdo-custodia-200907272233.html
Para nuestra reflexión:
1. ¿La bioética es filosofía? Explique.
2. ¿Existen distintas formas de hacer bioética? Explique.
3. ¿Existe algo cuestionable en el caso 1? Explique.
4. Mencione dos criterios que permitan calificar claramente la actuación de las mujeres en el caso 2. Explique.