I. La ideología de género
Es una ideología (es decir, es un sistema de pensamiento cerrado) que defiende que las diferencias entre el hombre y la mujer, a pesar de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son unas construcciones meramente culturales y convencionales, hechas según los roles y estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos…
Algunos autores de la ideología de género afirman que hay diversas formas de sexualidad -heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado- que son equivalentes a la heterosexualidad.
Se habla de "cinco géneros" o "cinco sexos". Otros no hablan de ninguno, ya que se trata de llegar a una situación sin "sexos fijos", donde cada uno pueda elegir a su gusto, por el tiempo que quiera, el "rol" que más le guste.
Defienden que cualquier tipo de unión y cualquier actividad sexual es justificable, porque abren un panorama “imaginativo”.
Proponen que la heterosexualidad sea sólo un caso más de práctica sexual, tan válida como cualquier otra.
Defienden que cada persona debe elegir libremente el género al que le gusta pertenecer según los momentos y etapas de la vida: ahora tengo el rol hetero, ahora tengo el rol bisexual; ahora, el homosexual, etc.
Mujer e ideología de género
Esta ideología considera que la masculinidad y la feminidad son “construcciones sociales”. Según esta teoría, el ser humano nace sexualmente neutro; más tarde es “socializado” hasta convertirse en hombre o mujer; esta “socialización”, dicen, afecta a la mujer negativa e injustamente. Por ello, su objetivo es deconstruir todos los modelos de comportamiento individual y social, incluidas las relaciones sexuales y familiares. Ven a la mujer como la clase oprimida porque deben soportar los embarazos y ocuparse de criar a sus hijos. Y concluyen que la única forma de eliminar esa opresión es eliminar la maternidad como función femenina.
Salud y Derechos Sexuales Reproductivos
En la misma línea, las "feministas de género" incluyen como parte esencial de su agenda la promoción de la "libre elección" en asuntos de reproducción y de estilo de vida. Según OLeary, "libre elección de reproducción" es la expresión clave para referirse al aborto a solicitud; mientras que "estilo de vida" apunta a promover la homosexualidad, el lesbianismo y toda otra forma de sexualidad fuera del matrimonio. Así, por ejemplo, los representantes del Consejo Europeo en Pekín lanzaron la siguiente propuesta:
"Deben escucharse las voces de mujeres jóvenes, ya que la vida sexual no gira sólo alrededor del matrimonio. Esto lleva al aspecto del derecho a ser diferente, ya sea en términos de estilo de vida -la elección de vivir en familia o sola, con o sin hijos- o de preferencias sexuales. Deben reconocerse los derechos reproductivos de la mujer lesbiana" .
Estos "derechos" de las lesbianas, incluirían también el "derecho" de las parejas lesbianas a concebir hijos a través de la inseminación artificial, y de adoptar legalmente a los hijos de sus compañeras.
Pero los defensores del "género" no sólo proponen este tipo de aberraciones sino que además defienden el "derecho a la salud" que, en honor a la verdad, se aleja por completo de la verdadera salud del ser humano. En efecto, ignorando el derecho de todo ser humano a la vida, estos proponen el derecho a la salud, que incluye el derecho a la salud sexual y reproductiva.
Paradójicamente, esta "salud reproductiva" incluye el aborto y por tanto, la "muerte" de seres humanos no nacidos.
La progresiva debilidad del vínculo conyugal
Primero se postuló la práctica de la sexualidad sin matrimonio: el llamado amor libre. Después, la práctica de la sexualidad sin la apertura al don de los hijos: la anticoncepción y el aborto. Luego la práctica de la sexualidad sin amor: hacer sexo, pornografía, etc. Más tarde la producción de hijos sin relación sexual: la llamada reproducción asistida (fecundación in vitro, etc.). Por último, con el anticipo que significó la cultura unisex, y la incorporación del pensamiento feminista radical, se separó la sexualidad, de la persona: ya no hay varón y mujer; el sexo es un dato anatómico sin relevancia antropológica; el cuerpo ya no habla de la persona, de la complementariedad sexual que expresa la vocación a la donación, de la vocación al amor; cada cual puede elegir configurarse sexualmente como desee: hombre heterosexual, hombre homosexual, mujer heterosexual, mujer homosexual, transexual. Había nacido la "Ideología de Género", cimentada como hemos visto, en la ruptura del bien que significa los conceptos de persona y matrimonio, y, por tanto, en la progresiva debilidad del vínculo conyugal que llevó al aumento de las rupturas matrimoniales y la desintegración física, psíquica y moral de las personas. En este contexto de banalización, hedonismo y relativismo moral es comprensible el "aumento" de la violencia doméstica. De hecho en los países de nuestro entorno cultural donde hay más separaciones y divorcios, es donde más casos de violencia doméstica se dan, en términos proporcionales a la población, mucho más que en España o Polonia, por ejemplo. En efecto, junto a otras causas, los dos factores de mayor riesgo de violencia doméstica son la debilidad del vínculo y el momento de la ruptura entre la pareja o los cónyuges. Ambos factores han aumentado con la llamada "revolución sexual".
II. La homosexualidad
La homosexualidad es un desajuste psicológico en el plano afectivo; hoy se sabe que tiene solución. La sexualidad se ha convertido en una religión. Se habla de ella a todas horas; pese a ello, nunca el ser humano se ha mostrado tan perdido, con una personalidad light, movida por el hedonismo, el consumismo y el pesimismo (Enrique Rojas, Doctor en Psiquiatría).
Se le llama homosexual a la persona que siente atracción erótica hacia las personas de su mismo sexo, pero que se sabe miembro de su sexo; a diferencia del transexual que se siente atraído hacia las personas de su sexo, pero que se cree miembro del sexo complementario y que por lo tanto también cree que está erróneamente en ese cuerpo.
Uno de los argumentos que utilizan los activistas homosexuales es el de alegar que la inclinación homosexual es algo innato y que, por lo tanto, la actividad homosexual es un "derecho humano" que la sociedad debe respetar… Otra de las tácticas que usan los grupos de homosexuales es la de proclamar la falsedad de que ellos constituyen el 10% de toda la población… Por el contrario, la mayoría de los investigadores serios hoy en día están de acuerdo en que sólo el 2.5% de la población podría ser homosexual…
Es crucial que nos demos cuenta de que el comportamiento homosexual o lésbico ya no es algo que queda en la penumbra. Los grupos homosexuales y lésbicos están promoviendo su ideología y sus actividades entre los niños y los jóvenes, esa es su principal forma de supervivencia como grupo social. Son nuestros propios hijos los que están en peligro, pues el origen de la homosexualidad se encuentra muchas veces en la seducción del niño o adolescente por parte de un adulto homosexual. Todo adulto homosexual o con problemas serios en el área de la sexualidad "es el producto de un estímulo sexual prematuro en la infancia, ya sea debido a verdaderas violaciones o a una exposición excesiva como observador de las actividades sexuales".
Causas de la atracción a personas del mismo sexo
La atracción homosexual es un problema del desarrollo psicológico, que se puede prevenir y tratar.
Cada persona tiene una historia única. Puede compararse a una pierna quebrada. Uno ve un niño con una pierna quebrada, pero mientras uno no pregunte, nunca sabe cómo se quebró. En cada caso la historia es diferente, pero con rasgos similares. Si un niño se quiebra una pierna, y los huesos son bien compuestos, no habrá más problema, pero si no se trata bien la fractura, el niño puede quedar lisiado de por vida.
Con respecto a la atracción hacia personas del mismo sexo, un traumatismo no es suficiente. Estos hombres y mujeres sufrieron una cantidad de experiencias negativas. Cada una los hizo más vulnerables para la siguiente.
Todo niño tiene ciertas necesidades para su desarrollo. La naturaleza permite cierta flexibilidad en la forma que se provean esas necesidades, pero se tienen que proveer. El niño tiene necesidades nutritivas. Para poder crecer, tiene que comer alimentos que contengan las vitaminas, minerales y otras cosas. Diferentes combinaciones de alimentos y distintas dietas pueden cubrir esas necesidades, pero si algún elemento esencial falta, o algún elemento venenoso se agrega, el desarrollo del niño se verá dañado.
Igualmente el niño tiene ciertas necesidades emocionales – la necesidad de sentirse querido, de unirse a la madre, y la necesidad de identificarse con el padre del mismo sexo, la necesidad de sentirse seguro y protegido. Si estas necesidades no se llenan en forma adecuada, por la razón que sea, el niño crece con un vacío en su interior. Las necesidades no desaparecen - el niño siempre trata de satisfacer esas necesidades, por lo general en forma equivocada.
Un niño que no encuentre satisfecha su necesidad de un padre con quien poder identificarse, con él o con otros hombres, va a pasar de la niñez a la adolescencia y a la vida adulta tratando de satisfacer esa necesidad - y puede confundir su necesidad de apoyo masculino, su identidad masculina, su amor de hombre, con sus impulsos sexuales.
Una muchacha que no haya recibido de su madre lo que necesitaba en un momento crítico, puede encontrarse estimulada por una mujer maternal, y puede interpretar esa profunda necesidad maternal como un impulso sexual.
Los niños cuyas necesidades no se satisfacen, presentan a menudo síntomas que son obvios para todo el mundo. El niño que no se identifica con su padre, se identifica con su madre, y desarrolla amaneramientos afeminados. Esto es signo de que hay algo que anda mal. Desgraciadamente, cuando los padres, preocupados, hablan de esto al médico, les contestan - oh, no hay de qué preocuparse. Ya se le pasará. ¿Iría el doctor a ignorar con la misma facilidad, los síntomas de carencia vitamínica? Al 75% de los niños con esas tendencias no "se les pasa". Sufren con las pullas y la soledad, tienen más probabilidades de ser víctimas de abuso sexual, y eventualmente desarrollan una atracción homosexual. Dado que un 50% de los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, van a contraer el VIH u otra enfermedad de transmisión sexual grave, una intervención inmediata, cuando se observan los síntomas por primera vez, está totalmente justificada. Esa intervención no solo puede prevenir la conducta homosexual en la adolescencia, sino que también reduce el sufrimiento de los niños por las pullas, la soledad y el rechazo.
No hay una sola causa, pero cuando las historias individuales se examinan, los factores causales son con frecuencia obvios.
Esto no es para echarle la culpa a los padres…
Siete conceptos distintos
1) Las personas con inclinación homosexual.
2) La inclinación homosexual propiamente dicha.
3) Las prácticas homosexuales.
4) El lobby gay.
5) El homosexualismo político.
6) La cultura gay.
7) la llamada "teología gay".
Sobre las uniones homosexuales
La conducta humana modifica a la persona que así se conduce. Aunque, como ya observamos, el comportamiento homosexual no se identifica con la homosexualidad, no obstante, su reiteración puede modificar y hasta sustanciar a quien así se comporta como una persona homosexual.
Esta etapa es la más grave y definitiva. Mientras no se llegue a ella es mucho lo que se puede hacer para modificar el rumbo de la conducta homosexual, aunque no siempre. Pero llegados a esta etapa, podemos quedarnos sin recursos terapeúticos y que el adolescente pierda el norte para toda la vida, porque ésta se autoconfigura con el reobrar del propio comportamiento sobre la persona.
Hoy se sabe que los conflictos y comportamientos violentos son dos o tres veces más frecuentes entre las parejas homosexuales que en las parejas heterosexuales; la duración media del vínculo entre las personas homosexuales no suele ser superior a tres años; los cambios de compañero/a son muy frecuentes, lo que aumenta la inestabilidad afectiva de los hijos adoptados, y la promiscuidad sexual es mucho mayor que entre las parejas heterosexuales, así como la ruptura de relaciones entre ellos/as.
En el perfil psicológico de la personalidad homosexual, se observa una mayor incidencia de rasgos psicopatológicos (egocentrismo, autocompasión, inmadurez afectiva, infidelidades, etc.), lo que en modo alguno contribuye al desarrollo armónico de la personalidad del niño adoptado, expuesto y en interacción con esos modelos de conducta.
Desde la perspectiva de la salud psíquica, las conclusiones obtenidas ponen de manifiesto que en las parejas homosexuales es significativamente mayor la incidencia de trastornos psíquicos (especialmente, la depresión, la ansiedad, la adicción a las drogas y el trastorno obsesivo-compulsivo) y del sida, y menores sus expectativas en años de vida.
Adopción y parejas homosexuales
Golombok y Tasker publicaron, en 1996 en la revista DEVELOPMENTAL PSYCHOLOGY y en 1997 en la revista JOURNAL OF ORTHOPSYCHIATRY, un interesante estudio longitudinal basado en una muestra de madres e hijos que habían evaluado 16 años antes. Cuando los niños eran pequeños, no encontraron ninguna diferencia entre los hijos de lesbianas y los de mujeres heterosexuales divorciadas que vivían solas; 46 de aquellos niños fueron seguidos hasta el inicio de la edad adulta (edad media de 23,5 años) y las investigadoras encontraron entonces una incidencia significativamente mayor de relaciones homosexuales entre los que habían crecido con madres lesbianas (24 por ciento), comparado con los que habían crecido con madres heterosexuales (0 por ciento) .
Bailey y colaboradores publicaron en 1995, en la revista DEVELOPMENTAL PSYCHOLOGY, otro estudio en el que investigaron la orientación sexual de 75 jóvenes adultos (entre 17 y 43 años de edad), hijos de padres homo o bisexuales. El 9 por ciento de ellos eran homo o bisexuales y mostraban una tasa de homosexualidad mayor de la sugerida por estudios poblacionales, que puede encontrarse alrededor del 1 por ciento en adolescentes estadounidenses (según datos publicados por Remafedi y colaboradores en la revista PEDIATRICS en 1992) y alrededor del 3,7 por ciento en adultos británicos (Johnson y colaboradores, THE LANCET 2001)…
Cuando en Psiquiatría se habla de subnormalidad por privación cultural, como diagnóstico de una enfermedad, se ve la importancia de la educación familiar y social. Es decir, un muchacho sin educación a los 15 años arrojará un coeficiente idéntico al de un subnormal débil o límite. Esto se debe, en cierto modo, a que el niño necesita de estímulos para realizarse como un adulto normal, difíciles de encontrar fuera de la familia. Estímulos cognitivos, para aumentar su inteligencia; afectivos, para sentirse seguro; perceptivos, para saber interpretar el significado de lo que capta a través de los sentidos; sociales, para descubrir el valor del otro –y cómo eso se puede regular según normas–; y morales, sin los que no formará una conciencia ética.
El desarrollo del ser humano no está condicionado sólo por factores biológicos, sino culturales, sociales, familiares. Somos por naturaleza un ser de cultura. En este sentido, los niños son los más indefensos. Es casi imposible que un niño sin familia llegue a ser una persona plena. Eso no pasa con las crías de los animales, porque saben instintivamente lo que tienen que hacer. Sin embargo, el ser humano no depende sólo de sus instintos. De ser así, estaríamos condicionados y no tendríamos libertad, no podríamos perfeccionarnos.
El ser humano nace en total indigencia. Esta pobreza incluye también la identidad de género, lo que no sucede con los animales. Cuando el perro apenas es un cachorro, ya funciona, perceptiva e instintivamente, como macho o hembra, según sea el caso, porque el instinto le marca y le hace funcionar. A los dos años, un niño ignora si es varón o mujer.
Esa identidad de género, indispensable para el ser humano, la aprenderá el niño de quienes lo rodeen en su infancia. Por eso el niño tiene derecho –humano– a ser formado en una familia, y si no encuentra en quienes le han adoptado lo que, por derecho, le corresponde, no se cumple el primer principio de la justicia distributiva: dar a cada quien lo que le corresponde. Porque al adoptado se le debe educación y afecto, es una terrible injusticia no darle el ius que le es propio –con mucha más razón cuando ni siquiera conoce a aquellos que le dieron la vida–. Tiene derecho a contar con un modelo de padre y madre, de varón y mujer, conforme a su naturaleza, indispensable para la formación de su propia identidad de género.
La persona sin esa identidad está incompleta en lo más íntimo. Y si se adopta a un niño, es para hacer de él una persona plena. Por eso, el Estado no permitiría nunca la adopción para explotar al niño, o que los adoptantes fueran asesinos. Cada niño es una persona única, lo mejor que tenemos en la sociedad. Lo primero que debe hacerse al adoptar a un niño es respetar su condición de ser, su identidad. Aunque el deseo de satisfacer el afecto por parte de los padres, al adoptar un niño, es legítimo y natural, no debe ser la primera razón para adoptarlo. El fin es que ese niño se autorrealice como persona y sea feliz.
Vistos los riesgos que supone la adopción, lo lógico es pedir al adoptante unas condiciones psicológicas mínimas. Por lo tanto, es muy conveniente que las legislaciones de cada país busquen indicadores prudenciales para disminuir el riesgo de la adopción por parte de padres que no satisfacen los criterios aludidos. Esto es conforme al Derecho y refleja una legislación bien hecha.
Si la necesidad natural de tener hijos es normal, la necesidad afectiva de relacionarse sexualmente con alguien del mismo sexo, no. Aunque una pareja homosexual elige su preferencia sexual, no es capaz de engendrar hijos porque, dada la naturaleza de esa relación, no le corresponde, y eso niega toda posibilidad de adopción. La naturaleza se impone. Por más que quiera vivir bajo el agua sin oxígeno, no voy a poder.
El igualitarismo en este asunto no se puede conceder, porque de un varón con otro no puede salir un hijo, y de una mujer con otra tampoco. ¿Eso lo prohíbe la Constitución? No. Lo prohíbe la biología que es más fuerte que cualquier Constitución del mundo. El padre tiene al hijo a título de haberse casado con una mujer, no sólo a título de ser persona.
La adopción de padres homosexuales trae consecuencias psicopatológicas en el adoptado. Es muy distinto que uno devenga en homosexual, por las razones que sean –trastornos, libre decisión, etcétera–, a que se influya en la voluntad, altamente vulnerable, de un niño.
Para nuestra reflexión
1. ¿La ideología de género defiende a las mujeres?
2. ¿Qué incluye la expresión "derechos sexuales y reproductivos"?
3. ¿La actividad homosexual es un derecho humano?
4. Comente las intervenciones de sus compañeros.